Cómo sanar tu niña interior

Cada mujer adulta lleva dentro de sí a una niña que sufre. En mayor o menor medida, esa pequeña nos acompaña cada día y se manifiesta de diferentes maneras y en diferentes momentos, buscando ser más amada, más escuchada o incluso más defendida o protegida.

Muchas veces las mujeres nos convertimos en seres muy demandantes. Sí, Te cuento a qué me refiero: Lo que digo es que en determinadas circunstancias de la vida se nos activan memorias del pasado y, aunque tú no lo creas, pueden ser memorias grabadas de episodios que incluso no recordamos.

Así, vamos por la vida exigiendo a nuestros amigos, parejas y hasta a nuestros propios hijos, para calmar el dolor que guarda esta niña herida que habita en nuestro interior. Te preguntarás por qué nos ocurren estas cosas, y es que el origen del dolor tiene que ver con la sensación de no haber recibido el suficiente amor por parte de nuestros padres, ya sea en forma de atención, protección o lo que nosotros pensemos que faltó durante nuestra crianza.

Distinguir el origen del dolor

Ante todo, necesitarás que tu niña interior libere la energía que le limita su vida adulta. ¿Cómo? Principalmente, atendiendo al origen de ese dolor. Es decir, descubriendo qué es eso que tanta falta te sigue haciendo, aún en tu adultez, en relación con tus padres. 

¿Qué es lo que tanto le hace sufrir a esa niña?

A través de las Constelaciones Familiares lo que hacemos es localizar el origen del daño de esa herida para que la adulta pueda curarla. Sí, solo la adulta puede curar a la niña y darle la fuerza que necesita para confiar en ella. 

Constelar para descubrir, descubrir para sanar

Y sí, tengo que decírtelo una vez más:  la base de tu sanación está en respetar a tus padres y tomarlos tal cual son. No solo porque a ellos les debes tu vida, sino también porque de ellos estás hecha; si los rechazas, te rechazas a ti misma.

Las Constelaciones Familiares te ayudarán a comenzar a entender que tus padres hicieron contigo lo que pudieron, no solo según las costumbres y mentalidad de la época, sino también batallando contra sus propias cargas ancestrales. Lo creas o no, aquí empieza la sanación de tu niña interior herida.

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